CONCLUSIONES SOBRE EL USO Y ACCESIBILIDAD A LOS SERVICIOS FERROVIARIOS EN EL EJE CANFRANC-HUESCA-ZARAGOZA-TERUEL-ALBENTOSA

 

 



Se puede concluir que el mal estado o incluso el puro y simple abandono de las estaciones y apeaderos, y de sus accesos, es una de las causas de la infrautilización del eje ferroviario norte-sur de Aragón que, sin embargo, tiene un fuerte potencial para articular el territorio regional. A este factor se suman el deficiente estado de la vía y sus equipamientos, la escasa frecuencia de los servicios que se prestan por el mismo, los largos tiempos de viaje y, salvo en algunos casos, el deficiente estado del material utilizado. No obstante, la mejora de todos estos factores permitiría organizar un eje ferroviario eficiente que complementaría el eje carretero Canfranc-Sagunto (E-07) y que brindaría una alternativa de transporte medioambientalmente sostenible, en coherencia con la nueva política de transportes de la Unión Europea, plasmada recientemente en el Libro Blanco.

 A la hora de hacer un diagnóstico de la situación actual y teniendo en cuenta los diversos factores analizados en el presente estudio, pueden destacarse algunos puntos que ayudan a comprender la situación actual de este eje ferroviario:

 

Estaciones

q            Aunque más del 75% de las estaciones y apeaderos cuentan con edificio, solo 17 de las 59 estaciones o apeaderos existentes entre Canfranc y Albentosa están abiertas, y cuentan con personal de Renfe para atender en tierra a los usuarios.

q            Solo 18 de los 55 edificios de viajeros estudiados (4 apeaderos carecen de él) se encuentran en buen estado, en 9 casos dicho estado puede calificarse de regular y en 38 de malo. El lamentable estado en que se encuentra casi el 70% de estos edificios impide su utilización por los viajeros, que mientras esperan el tren están expuestos a las inclemencias atmosféricas y a unas condiciones climáticas en ocasiones extremas.

q            Muchos de los edificios de estaciones y apeaderos carecen de los servicios básicos que cabe esperar en un sistema moderno de transporte: calefacción, agua corriente, aseos, información al viajero, teléfono, etc.

q            Los andenes se encuentran en buen estado solo en 18 de las 59 estaciones o apeaderos estudiadas. Del resto, 9 se encuentran en regular y 27 en mal estado. En 5 apeaderos, ni siquiera existe andén. En todos los casos, pero sobre todo en aquellas estaciones situadas en curva, la altura existente entre la superficie del andén y el estribo de los trenes resulta excesiva. Solo existen pasos superiores o inferiores en dos estaciones, en las restantes las vías deben cruzarse por pasos habilitados con tablones, no siempre en buen estado, lo que, además de un riesgo en el caso de estaciones con un tráfico de trenes importante, supone una incomodidad añadida para los usuarios de aquellas estaciones en las que los trenes se estacionan en la vía general, que suele ser la segunda.

q            La falta de personal en la mayoría de las estaciones y apeaderos debería obligar a pensar en la posibilidad de sustituir algunos de los servicios que presta dicho personal por los que hacen posibles las nuevas tecnologías en materia de comunicaciones, singularmente la telefonía móvil, tales como la confirmación de horarios de parada (si el tren viene a su hora o con retraso), la preventa de billetes, el anuncio de llegada del tren, etc. En este sentido cabe destacar que más del 90% de las paradas del eje ferroviario norte-sur disponen actualmente de cobertura telefónica.

 

Accesos a las estaciones

q            Solo 24 de las 59 estaciones o apeaderos existentes entre Canfranc y Albentosa cuentan con accesos totalmente pavimentados desde los núcleos habitados, y solo 23 disponen de alumbrado público en sus accesos. Además, el mantenimiento de pavimentos y alumbrado es deficiente en la mayor parte de los casos, especialmente cuando son propiedad de Renfe. La muy deficiente calidad de los accesos es otro importante elemento de disuasión para la utilización del tren en este eje.

q            Solo 15 estaciones o apeaderos se encuentran ubicados en el casco urbano del núcleo de población atendido. Del resto, el 27% se encuentran a una distancia inferior a 1 km. (15 minutos de camino, a pie).

q            Solo 6 estaciones disponen de conexiones con la red de autobuses (urbana, comarcal o regional) y solo 4 de paradas de taxi con servicio permanente. Además, solo 5 están dotadas de aparcamientos o espacios de estacionamiento para vehículos particulares en buenas condiciones. Mientras se mantenga esta situación, resulta imposible pensar en el desarrollo de sistemas intermodales de transporte en el eje norte-sur.

q            Todas las estaciones y apeaderos siguen emplazadas en los mismos lugares en los que se edificaron al construir los distintos tramos de la línea, a finales del s. XIX o principios del XX. Los condicionantes técnicos de la época, impuestos por la tracción vapor, obligaron en ocasiones a alejarlas excesivamente de los núcleos habitados, aunque éstos se encuentren más próximos a otros puntos del trazado.

 

La opinión de los usuarios

q            En general, solo hacen un uso esporádico del ferrocarril. Destaca la escasa fidelidad de los usuarios más jóvenes, lo que supone un progresivo alejamiento de este modo de transporte del grupo de edad que, al carecer de automóvil, debería estar abocado al uso habitual del transporte público.

q            La mayor parte de sus desplazamientos son hacia la capital regional, siendo muy escasos los que  realizan hacia la cabecera comarcal o otras poblaciones de menor importancia.

q            Valoran especialmente la seguridad del modo y su bajo precio (en los trenes Regionales). Critican su lentitud, la escasa frecuencia de los servicios y la inadecuación de los horarios.

q            Salvo estas críticas, son indulgentes a la hora de valorar la calidad de los servicios que se les prestan o de las infraestructuras que utilizan, que por lo general califican como regulares o buenas, cuando se encuentran en pésimas condiciones en muchos casos.

q            Critican también el ruido y la falta de limpieza de los trenes, el estado de los aseos y el difícil acceso de minusválidos, si bien estos problemas se han paliado en los trenes reformados, recientemente incorporados.

q            Respecto de las estaciones, critican la falta de vigilancia nocturna, la imposibilidad de adquirir en ellas los billetes (deben comprarlos al interventor, a bordo del tren), la falta de espacios protegidos de las inclemencias atmosféricas (salas de espera o marquesinas), así como la ausencia de máquinas de refrescos (demandadas por los usuarios más jóvenes). No parecen preocuparles otras carencias en materia de calefacción, iluminación nocturna, estacionamientos, etc.

q            Califican como regulares los accesos. Mayoritariamente, realizan a pie sus desplazamientos hasta las estaciones, siempre que no superen los veinte minutos, por lo que el radio de influencia de las estaciones es muy pequeño. Puede concluirse que no consideran la posibilidad de combinar el uso del automóvil y el tren. Este planteamiento, unido a la escasa población rural de Aragón, supone una de las principales dificultades con que tropieza el ferrocarril para convertirse en un modo de transporte muy utilizado en Aragón.

q            En muy pocos casos consideran la intermodalidad como una opción que pueda ayudar a mejorar las comunicaciones. La coexistencia, todavía reciente, de trenes y autobuses en la nueva estación de Huesca está generando un cierto cambio de percepción en este sentido.

q            En caso de que se introdujeran mejoras sustanciales, los usuarios piensan que aumentaría el uso de los servicios ferroviarios para los desplazamientos a las capitales provinciales y para otras conexiones interiores de la comunidad autónoma, planteándose solo en alguna medida su utilidad como conexión comarcal. Solo algunos creen que serviría para mejorar las conexiones de las zonas rurales con destinos nacionales e incluso internacionales (éstos últimos en caso de reabrirse la línea internacional de Canfranc.

q            Desconocen la labor que realiza el Gobierno de Aragón para mantener las líneas ferroviarias regionales. Los jóvenes constituyen el grupo de edad que menos conoce dicha labor, pese a que es el que más podría beneficiarse de sus ventajas tarifarias, mediante descuentos como el carnet joven, viajes en grupo, etc.

 

Competitividad del servicio ferroviario

q            El automóvil es el modo de transporte más rápido, seguido (por este orden) por el tren y el autobús.

q            En cuanto a costes, la situación es inversa: el autobús es el modo más económico, el ferrocarril tiene un precio intermedio y el automóvil el más caro. Sólo cuando un coche es ocupado por un mínimo de cuatro personas supera al tren en la comparativa tiempo/precio. Esto, sin contar los costes ocasionados por la contaminación y los accidentes, que no son internalizados por el transporte por carretera.

q            Cuanto más largo es el desplazamiento a realizar, más competitivo resulta el automóvil, ya que su desventaja inicial a causa de su elevado coste se ve compensada por el ahorro de tiempo de viaje, en comparación con el del tren o del autobús.

q            Las ventajas en cuanto a precio del ferrocarril no afectan a los municipios del espacio metropolitano de Zaragoza (casos de María de Huerva, Villanueva de Gállego o Zuera), ya que el sistema tarifario de Regionales-Renfe penaliza los recorridos muy cortos. La tipología de los desplazamientos en dicho espacio exige, por otra parte, mayores frecuencias (tipo cercanías) que la de los trenes regionales. En el caso de Zuera se añade la lejanía de su estación, mientras que el autobús para en el centro urbano.

q            Al contrario de lo que ocurre en Zuera, hay municipios (Canfranc, Jaca, Sabiñánigo, Caldearenas, Ayerbe, Huesca, Tardienta, Villanueva de Gállego, Muel, Cariñena, Badules, Torrijo del Campo, Santa Eulalia, Teruel y Sarrión) que tienen la estación colindante o dentro del casco urbano. En estos casos, si el tren tuviera unos tiempos de viaje más cortos y una frecuencia suficiente, competiría ventajosamente con otros modos de transporte. La condición de cabeceras comarcales o provinciales de algunos de los municipios mencionados les permitiría convertirse en centro de comunicaciones con otros núcleos más alejados de las vías del ferrocarril, que podrían beneficiarse de sus ventajas si existiese una adecuada combinación de trenes y autobuses. Los casos de Jaca, Sabiñánigo, Huesca, Calamocha o Teruel podrían ser ejemplos de ese sistema intermodal.

q            El ferrocarril compite con ventaja frente a otros modos de transporte en los municipios servidos por una red de carreteras deficiente, que obliga a las líneas de autobuses a realizar largos recorridos o varios trasbordos, mientras que la red ferroviaria permite mucho mejores tiempos de viaje, como ocurre en la zona de Campo Romanos.

  

Propuestas de actuación

q            Dado que Renfe actúa cada vez más como un simple operador de servicios ferroviarios, parece claro que no va a mejorar en el futuro su atención en tierra a los usuarios del ferrocarril. Pendiente la distribución definitiva de las competencias en materia ferroviaria, resulta necesario decidir qué administración (central, autonómica, provincial o local), ente público (GIF o Estaciones-Renfe) o empresa (Renfe o los futuros operadores privados) es la responsable de las estaciones y apeaderos, a fin de que pueda exigírsele su adecuado mantenimiento, cuando no su modernización.

q            Una vez aclarada la competencia, debería redactarse un plan de modernización de las estaciones y apeaderos de todo el eje ferroviario norte-sur, a fin de acometer su mejora de forma ordenada, dando prioridad a aquellas que registran un mayor movimiento de viajeros o a las que se encuentran en peor estado. Esta mejora debería incluir elementos de información actualizada al viajero y aparcamientos (vigilados siempre que sea posible).

q            Si se acepta que Renfe no es responsable del mantenimiento de las estaciones y apeaderos, debería cuestionarse su capacidad para enajenar los terrenos sobrantes de las mismas, ya que dicha enajenación podría constituir una de las fuentes de financiación de su necesaria mejora.

q            Dado que los condicionantes técnicos que llevaron en su día a construir las estaciones lejos de los núcleos urbanos han dejado de existir y que muchas de esas estaciones ya no se utilizan para el adelantamiento o el cruce de trenes, debería considerarse la posibilidad de modificar su emplazamiento para acercarlas al lugar de residencia de los usuarios. Ello resulta evidente, al menos, en los casos de Anzánigo y Monreal del Campo.

q            Resulta necesario y urgente redactar un plan de mejora de los accesos a las estaciones y apeaderos del eje ferroviario norte-sur. La competencia de todas las carreteras y caminos que las unen a los núcleos de población debería ser de la administración pública (autonómica, provincial o local), de forma que se asegure, en cualquier caso, su adecuado mantenimiento o modernización. La transferencia de la titularidad por parte de Renfe debería realizarse siempre a título gratuito e, incluso, con la correspondiente dotación económica por parte de la administración central.

q            Debería elaborarse un plan global del transporte público de viajeros que contemplara la intermodalidad como pieza básica, de forma que puedan sumarse las ventajas que ofrece cada modo de transporte en un itinerario determinado. Esa intermodalidad habría de plasmarse en la coincidencia en el espacio de trenes y autobuses (estaciones mixtas cuando se pueda o, si no, parada del autobús en la estación ferroviaria), coordinación de horarios (reduciendo los tiempos de espera) y títulos de viaje comunes.

q            La conectividad de la red regional debería extenderse a las comunicaciones hacia destinos de fuera de la comunidad autónoma, basada sobre todo en las excelentes posibilidades de intercambio tren-AVE, autobús-AVE y autobús-tren que brindarán las nuevas estaciones de Zaragoza-Delicias y Calatayud.

q            Una vez establecida esta red de transporte público, debería publicitarse convenientemente entre la población potencialmente beneficiaria, a fin de compensar los continuos y poderosos estímulos que recibe para viajar en sus automóviles particulares.

 

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