El Canfranc y las castañas de mazapán

 

Se pone en evidencia la decisión política en 2006 de dar prioridad al TCP (Travesía Central del Pirineo), abandonando la renovación de la línea a Canfranc, y se critica dicha decisión.



Con la decisión de paralizar su modernización, el Gobierno de España ha dado un nuevo revés a la reivindicación aragonesa de recuperar el ferrocarril de Canfranc. Anda estos días Víctor Morlán, secretario de Estado de Infraestructuras y Transportes, ocupado en explicar lo inexplicable; en convencernos de que no ejecutar tres proyectos y medio de los cinco que, desde hace más de un año, esperaban la subasta de las obras correspondientes, es apostar por la reapertura de la línea.

Difícil lo tiene, aunque se escude en los millones que Fomento se va a gastar en el tramo Caldearenas-Jaca. Gastar y no invertir, porque modernizar 37 kilómetros de vía, precedidos por 70 y seguidos por 24 en pésimo estado, es un absurdo técnico y un disparate económico. Al tratarse de un tramo aislado a la mitad de la línea, no se podrá implantar el ancho internacional, ni electrificarla, ni tampoco instalar un nuevo sistema de señalización. Así, la capacidad de este ferrocarril seguirá siendo ridícula y los trenes no podrán alcanzar la velocidad para la que se ha diseñado ese tramo.

Sostiene Morlán y sostiene Iglesias (Marcelino, presidente de Aragón) que no es viable modernizar el Canfranc por su trazado actual, porque ni el tráfico previsible ni el poco tiempo en que se acortaría el viaje justifican ese gasto. Ignoro en qué basan su afirmación, puesto que el único estudio de viabilidad que se conoce es el que realizó Iberinsa en 2000, en el cual se apostaba por modernizar la línea por Huesca y Ayerbe. Por eso el Gobierno (entonces del PP) adjudicó los proyectos de los seis tramos en que se dividió la línea entre Huesca y Canfranc. El Gobierno actual ha empezado a trabajar únicamente en la variante de Huesca, más por razones urbanísticas que de transporte.

Ahora, presionado por grupos políticos y fuerzas sociales, se descuelga con que modernizará solo el tramo Caldearenas-Jaca porque es el único que servirá para la travesía central del Pirineo (TCP). Y elucubra con que habría que hacer un nuevo trazado entre Huesca y Caldearenas, perforando un túnel de 12 kilómetros bajo la Sierra Caballera que, se supone, haría viable la línea por el ahorro de tiempo que permitiría. Pero, ¿se va a hacer la TCP? ¿Cuándo? Entonces, ¿de dónde sacan un volumen de tráfico para el Canfranc que justifique hacer un túnel que, con sus accesos, podría costar más de mil millones de euros? Antes se coge al mentiroso que al cojo.

Y además de mentirosos, ignorantes. La vocación del Canfranc, si se reabre, es transportar mercancías y los trenes mercantes no necesitan correr. Además, para planificar una línea férrea hay que tener en cuenta su cantón crítico, que en nuestro caso es el comprendido entre Canfranc y Bedous, ya que sus limitaciones afectan a la explotación de todo el trazado. ¿Qué sentido tendría construir una línea muy rápida y de gran capacidad entre Zaragoza y Canfranc, si luego los trenes deberían pasar por un tramo cuyas curvas y pendientes les obligarían a circular mucho más despacio?

Lo único sensato que ha dicho Morlán estos días es que dos horas y media es demasiado tiempo para ir de Huesca a Canfranc. Pero eso no justifica una variante tan cara como la que proponen. Álvarez-Cascos afirmó que, modernizada la línea, los trenes tardarían solo una hora y cuarenta minutos en ir de Zaragoza a Canfranc. No lo creo, y menos viendo las chapuzas cometidas en el tramo Zaragoza-Huesca, construido cuando él era ministro de Fomento. Pero sí dos horas y media, que no está nada mal.

Aunque, si de verdad se quiere hacer atractivo el Canfranc para los viajeros, lo más eficaz, barato y rápido es reabrir la línea que va de Zuera a Ayerbe por Gurrea de Gállego; entonces sí que se llegaría en menos de dos horas. Y eso no margina a la ciudad de Huesca, porque sus habitantes van a disponer de una autopista gratuita para subir al Pirineo y sus mercancías tendrían salida ferroviaria por Plasencia del Monte y por Tardienta. Tener que explicarlo a estas alturas, resulta tan irritante como ver a los socialistas oscenses que mandan en Aragón practicar lo que su antecesor Marraco llamaba “política de la castaña de mazapán”, que consistía en planificar todas las comunicaciones de la provincia de forma que pasasen necesariamente por Huesca, a fin de incentivar la venta del típico dulce.

El pasado 30 de octubre, Tony Blair presentó un informe en el que se afirma que el cambio climático puede provocar una crisis económica desastrosa para el mundo. Quizá por eso aquí seguimos construyendo aeropuertos, autopistas y trenes de alta velocidad.

 

 31/10/06

Luis Granell Pérez

Representante de la Fundación Ecología y Desarrollo en CREFCO

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