El vertido tóxico en el valle de Aspe

Un desastre anunciado

 

Se comenta el accidente ocurrido el día 05/06/07 en el lado francés del Somport por un camión cargado de productos tóxicos



El desastre ecológico ocurrido en Aspe el pasado día 5 a consecuencia del accidente de un camión cargado con potasa, puede repetirse en cualquier momento en muchos otros puntos del valle francés, pero también en el español de Canfranc. Solo siete días más tarde, los responsables del túnel de Somport impedían la entrada a otro camión ante la posibilidad de que estuviera perdiendo el producto tóxico que transportaba. Ese camión no entró en el túnel, pero había atravesado Castiello, Villanúa y Canfranc, y había circulado durante casi 30 kilómetros junto al río Aragón.

No ignoro que el primer accidente se produjo en un punto, el desfiladero de Portalet, en el que la calzada es especialmente estrecha y sinuosa. La carretera española entre Jaca y el túnel de Somport es mucho mejor que la francesa RN-134, pero por eso mismo los camiones circulan a este lado de la frontera mucho más rápidos, por lo que el riesgo de accidente y de desastre ecológico también existe. Y seguirá existiendo en ambos valles aunque se mejore la carretera en el de Aspe.

El número de camiones que lo utilizan es todavía escaso, pero este paso fronterizo ha registrado tradicionalmente el mayor porcentaje de mercancías peligrosas de todas las carreteras que unen España y Francia. La existencia de industrias químicas en Sabiñánigo y Lacq tiene mucho que ver con este dato preocupante, pero a lo mejor también lo tiene el hecho de que resulta mucho más discreto pasar por aquí que por otras fronteras más frecuentadas y vigiladas.

Por suerte, cuatro años y medio después de la inauguración del túnel carretero de Somport el tráfico de vehículos pesados no ha alcanzado las cifras que se esperaban, a causa del pésimo acceso al mismo en Francia, pero también de la permanencia en España de dificultades como los puertos de Monrepós, Paniza, Escandón y Ragudo, que ralentizan la marcha y aumentan el consumo de gasoil de los camiones. Pero dentro de dos o tres años habrá 500 kilómetros de autopista gratuita desde Valencia hasta Jaca y el itinerario por el Somport, aunque subsistan 30 o 40 kilómetros difíciles en el valle de Aspe, será una opción muy atractiva para el transporte internacional entre el sudeste de España y el noroeste de Europa, frente a distancias superiores por autopistas de peaje.

¿Qué pasará cuando sean quinientos o mil los camiones (de los cuales entre cincuenta y cien llevarán mercancías peligrosas) que pasen cada día por el Somport? ¿Podrá el Pirineo, podrán dos valles tan frágiles y que viven del turismo, como son los de Canfranc y Aspe, vivir bajo esa amenaza?

Una amenaza que se veía venir hace mucho tiempo. El 6 de marzo de 1999 los alcaldes de Canfranc y Bedous, y representantes de cinco organizaciones sociales españolas y francesas, entre las que se encontraban Crefco y su correspondiente Créloc, firmaban en el mismo puerto el “Pacto del Somport”, un documento en el que se reclamaba que el eje europeo E7 (Valencia-Burdeos) fuera considerado como mixto de carretera y ferrocarril en su tramo pirenaico, y que el tren fuera el medio preponderante para el transporte de mercancías a larga distancia, para lo que había que abrir el tramo francés del Canfranc, ahora cerrado, y modernizar el español. También se pedía completar la mejora de la carretera francesa, pero respetando la naturaleza y en consenso con los habitantes, y que no se construyeran autopistas en los valles de Canfranc y Aspe. El último punto decía textualmente: “Francia y España deben firmar rápidamente un acuerdo sobre el tránsito por el Somport que favorezca el transporte de mercancías por el ferrocarril, que regule la circulación de camiones en tránsito y que prohíba el transporte por carretera de mercancías peligrosas”.

En diciembre de aquel año, las Cortes de Aragón aprobaron unánimemente una proposición no de ley que recogía el espíritu del “Pacto del Somport” y en junio del año siguiente lo hizo el Congreso de los Diputados por aplastante mayoría. Eran tiempos para el optimismo: solo un mes antes los dos países habían acordado en Santander reabrir el Canfranc. La solución parecía al alcance de la mano.

Pero el sueño se derrumbó dos años después, cuando Francia decidió no cumplir su compromiso de reabrir la línea y lo han querido enterrar este mismo año, cuando el Ministerio de Fomento español paralizó la modernización de la línea Huesca-Canfranc.

Tras el accidente del día 5, solo se ha escuchado la voz de Alain Rousset, presidente de Aquitania, reclamando la única solución posible para el Somport, que no es otra que la reapertura del ferrocarril de Canfranc. Pero, en Francia, los presidentes regionales pintan poco. Y en España, que pintan más, no han dicho esta boca es mía.

 

07/06/07

Luis Granell Pérez

Representante de la Fundación Ecología y Desarrollo en Crefco

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