40 años sin
Canfranc. ¡Ya vale!
El
27 de marzo se cumplirán 40 años del hundimiento del puente de Estanguet y
del cierre “provisional” del ferrocarril Zaragoza-Canfranc-Pau.
El
18 de julio de 1975 viajé en el tren que organizó el SIPA para pedir su
reapertura y desde entonces he vuelto a hacerlo casi todos los años, los
últimos convocado por la Coordinadora para la reapertura del ferrocarril
Canfranc-Olorón (Crefco). Pero los trenes siguen sin pasar a Francia.
Cuando me preguntan si no me canso de protestar, dado que nada ha cambiado
desde entonces, respondo que se equivocan, que hay muchas cosas que han
cambiado. Por ejemplo, en Francia ha crecido la sensibilidad de la
población hacia los valores naturales del valle de Aspe y los problemas
medioambientales que provocan los camiones, lo que ha generado una cerrada
oposición a que la carretera asuma el papel que estaba confiado al
Canfranc. Ha cambiado también la actitud del Consejo Regional de Aquitania,
y la del Ayuntamiento y la Cámara de Comercio de Pau. Fruto de estos
cambios es que, en 2011, se reabrirán 25 km. de línea entre Olorón y
Bedous.
Nuestras protestas han conseguido que los trenes de viajeros españoles
sigan llegando todos los días hasta la frontera. O que baje un tren diario
de mercancías cargado de maíz francés. O que se haya mejorado algún tramo
de la línea y se vaya a invertir para mantener el resto en mejores
condiciones que las pésimas de ahora. O que se esté restaurando el
histórico edificio de la estación internacional.
En
los últimos años la reivindicación popular de reabrir el Canfranc no
encuentra el eco de antes en los gobiernos español y aragonés. Los
políticos tienen una perspectiva a corto plazo y, si no pueden obtener un
resultado inmediato, prefieren ocultar el problema con soluciones
fantasiosas. En nuestro caso lo han hecho con la Travesía Central del
Pirineo (TCP), una idea que no ha pasado del papel aunque la propaganda
oficial asegure que avanza.
Pero
la crisis económica ha puesto las cosas en su sitio y las arcas públicas
bajo mínimos por mucho tiempo. Si España debe reducir su deuda en 50000
millones de euros en tres años y después no dejar que se desboque,
¿alguien puede creer que la TCP tiene alguna posibilidad de ser algo más
que la excusa para hacer un simposio al año? Vayan a otros con ese cuento,
que los aragoneses no nos lo creemos.
Vuelvan, pues, nuestros gobernantes a la realidad. Piensen qué pueden
(pueden, no quieren) hacer para mejorar la vida de los aragoneses, para
aumentar la competitividad de las empresas aquí asentadas, para crear más
puestos de trabajo, para preservar el Pirineo de la degradación o, lo que
es lo mismo, para comprender la oposición de los franceses al paso masivo
de camiones por el valle de Aspe.
Hay
una solución pequeña, barata y rápida para el problema de las
comunicaciones de Aragón con el norte de Europa: reabrir el Canfranc.
Léanse el informe del CESA. Y centren, pues, nuestros gobernantes sus
esfuerzos en conseguir que el Gobierno de Francia reabra los únicos 30
kilómetros que el año que viene faltarán solo para unir las vías españolas
y francesas en Canfranc. Y si no lo logran, convénzanles de conceder la
línea a una empresa privada o mixta que haga realidad el sueño de
generaciones de aragoneses.
Porque 40 años sin Canfranc…, ¡ya vale!
Luis Granell Pérez
Representante de la Fundación Ecología y Desarrollo en Crefco