Déjense de cuentos
(Publicado en
HERALDO DE ARAGÓN - 17/09/2010)
Más
de un político, empresario o sindicalista aragonés se quedaría de piedra
al ver como un ingeniero de caminos de reconocida trayectoria cuestionaba
radicalmente la travesía central del Pirineo (TCP). El artículo
“¿Ventajosa para quién?” de Juan Antonio Ros, publicado el pasado día 3 en
HERALDO, arrumbaba los argumentos que se esgrimen en favor de la idea de
perforar el Pirineo con un túnel de 40 kilómetros, para pasar una línea
ferroviaria de mercancías.
El
análisis hubiera sido todavía más aplastante de haber entrado Ros a
analizar el movimiento de cargas a través del Pirineo, porque hubiera
concluido que no hay demanda que justifique la gigantesca inversión que
exigiría la TCP. Basta seguir los documentos que publica el Observatorio
Hispano-Francés de Tráfico en los Pirineos, para comprobar que la parte
del ferrocarril no crece desde 1997. Es más, el tráfico ferroviario puro
(tren en España y tren en Francia) ha disminuido y solo se compensa con un
pequeño crecimiento del tráfico mixto; o sea, tren en Francia y camión en
España, con la única excepción del Canfranc, donde los camiones circulan
en el lado galo, mientras que al sur de la frontera el maíz viaja en tren.
Por
cierto, si Canfranc aparece por primera vez en el documento del
Observatorio de 2008, es gracias a las gestiones de la Coordinadora para
la Reapertura de la línea Canfranc-Olorón. Nadie les había hecho llegar
antes el dato.
Pero
si en Crefco lo teníamos tan claro, ¿por qué no lo denunciamos antes?
La
idea de la TCP fue de François Pomes, un apasionado de los ferrocarriles
de, si aún vive, 93 años, quien proponía perforar un túnel bajo el
Vignemale para unir Sabiñánigo (en la línea de Canfranc) con Lourdes, con
vía de ancho europeo que, luego, podría extenderse por España aprovechando
líneas cerradas o de poco tráfico. Encontró el apoyo técnico de un
reputado ingeniero, Juan José Arenas, y el político de un eurodiputado,
Joaquín Sisó (PP), oscenses ambos.
En
Crefco temimos que la reivindicación del Canfranc podría quedar marginada
por el señuelo de un proyecto grandioso y a tan largo plazo que evitaba
las responsabilidades políticas en caso de fracaso. Efectivamente, la
Diputación General de Aragón, entonces presidida por Santiago Lanzuela (PP),
abrazó la idea. Recuerdo la entrevista que mantuvimos con él el 24 de
septiembre de 1997. Tras una discusión larga y no exenta de tensión,
llegamos al acuerdo de que la DGA defendería la reapertura del Canfranc
como paso previo imprescindible para cualquier otro proyecto y nosotros no
criticaríamos a la TCP.
Crefco respetó el compromiso. Lanzuela y el PP también lo hicieron y a
punto se estuvo de reabrir el Canfranc al inicio de la década. Marcelino
Iglesias (PSOE) lo respetó al principio, pero la llegada de su partido al
Gobierno central en 2004 cambió las cosas: paralización de la
modernización de la línea, rebaja de los planteamientos en el tramo
Caldearenas-Jaca, congelación de las obras de mantenimiento… Esperemos que
la espiral no termine con el cierre.
Hay
muchas razones para dudar de que Zaragoza pudiera convertirse en el
emporio logístico que anunciaron, pero si se hubiera reabierto el Canfranc
habría canalizado ese nada desdeñable “puñado de trenes” de que hablaba
Ros, generados por o con destino en empresas aragonesas. Y también habría
hecho de Zaragoza la principal rótula entre las redes ferroviarias de
ancho ibérico y europeo, desde 2007 hasta que se concluyeran las líneas
que se construyen en Cataluña y el País Vasco. Y no me vengan con que para
cinco o seis años no valía la pena invertir 400 millones. En Cataluña se
invierte esa suma para poner un tercer carril en la vieja línea, entre
Barcelona y Figueras, cuando dentro de dos o tres años los trenes
mercantes podrán ir por la nueva de alta velocidad.
Los
aragoneses y las empresas aquí instaladas seguimos necesitando una vía de
ancho europeo hacia el otro lado del Pirineo. Así que, señores de la DGA,
déjense de cuentos con la TCP y pónganse a trabajar por la reapertura del
Canfranc.
Luis Granell Pérez
Representante de Ecología y Desarrollo en Crefco