¡Vergüenza!

 

Podía ocurrir en cualquier momento y pasó el sábado: alguien pegó fuego a dos coches históricos abandonados en la estación de Canfranc y ya solo quedan cenizas y hierros retorcidos de dos joyas del patrimonio histórico ferroviario de nuestro país, que llegaron a Canfranc hace veinte años en muy buenas condiciones. Además, el incendio puso en grave riesgo un cocherón inmediato y el bosque que rodea la estación, e impidió el tráfico ferroviario. De no haber sido por un helicóptero del servicio contra incendios forestales que controló las llamas hasta que pudieron llegar los camiones de bomberos, hoy estaríamos hablando de un siniestro mucho más grave.

Los miles de visitantes que cada año recibe la abandonada estación internacional de Canfranc se sorprenden del numeroso e importante material histórico estacionado en sus vías y se preguntan cómo es posible que se encuentre tan abandonado. Si lo hubieran visto cuando los socios de la Asociación Zaragozana de Amigos del Ferrocarril y Tranvía (AZAFT), que forma parte de Crefco, lo subieron hasta allí en los primeros años 90, se darían cuenta de cómo el tiempo ha ido degradando unas piezas que eran dignas de estar en un museo.

El tiempo y los vándalos que, haciendo gala de su terrible incultura, han ido rompiendo cristales, arrancando piezas, destrozando todo lo que no era puro hierro. Y también los grafiteros sin escrúpulos que no se han contentado con vaciar sus espráis sobre el material que está al aire libre, sino que rompiendo puertas (AZAFT habrá cambiado no menos de veinte veces los candados), ventanas y hasta paredes, han entrado a los cocherones donde se guardan las piezas más valiosas de la principal colección de coches ferroviarios históricos de nuestro país, para pintarrajearlos de las ruedas hasta el techo, cuando no para esparcir por el andén cortinas, almohadas y colchones de coches cama que en su día formaron parte de los expresos más famosos de Europa.

Son ellos, como las personas que el sábado provocaron el incendio de los dos coches, los máximos responsables de la ingente pérdida de patrimonio que en estos años se ha producido en la estación de Canfranc. Pero también tienen su parte de responsabilidad Renfe y Adif, por el absoluto abandono en que tienen a la estación internacional. Porque mientras hubo personal en la misma (ahora solo hay un factor que regula la circulación de trenes) el destrozo fue mucho menor. La tiene la Fundación de los Ferrocarriles Españoles, que confió la protección de estos bienes de los que es titular a AZAFT, pero sin darle los medios necesarios para que fuera efectiva; bastante hacen sus socios intentando salvar lo que pueden a costa de su tiempo libre y de su bolsillo.

Responsable es también la Diputación General de Aragón, titular en exclusiva de las competencias en materia de patrimonio cultural, que en dos décadas ha sido incapaz de hacer algo (ni siquiera el inventario) para salvaguardar este valioso patrimonio que haría las delicias de cualquier museo ferroviario. Ni siquiera ha impulsado la creación de uno que pudiera conservar e ir restaurando las mejores piezas. Con independencia del gran museo que debería existir en Zaragoza o sus proximidades, Crefco ha defendido siempre la necesidad de otro dedicado a nuestro ferrocarril internacional. Pero hasta ahora solo hemos conseguido que en los frustrados planes urbanizadores de la explanada de la estación de Canfranc, aparezca una simple mención a que el antiguo depósito de locomotoras de vapor podría ser el lugar donde se ubicase ese museo.

¡Qué vergüenza!

 

Benjamín Casanova Martín (portavoz de Crefco)

Luis Granell Pérez (representante de Ecodes en Crefco)

 

 

Envíe un mensaje a crefco@hotmail.es con preguntas o comentarios sobre este sitio Web.